Este artículo tiene más de 3 años

Poeta chileno Sergio Badilla se presenta en España

Comparte Twitter Facebook
A+ A- Imprimir

Madrid, 4 de septiembre de 2013

El poeta chileno Sergio Badilla Castillo se presentó en Madrid en una de las actividades del 203º Aniversario de Chile que organiza la Embajada de Chile en España, en la que ofreció una lectura de poemas de su libro más reciente "Transtierra".

Los poemas de Badilla están configurados dentro de la corriente “Transversal” que él fundó, a fines de la décadas de los ochenta, constituyendo uno de los aportes significativos a la presencia literaria latinoamericana en el concierto de habla hispana internacional y que le ha sido reconocido en diferentes partes del planeta a través de la traducción de sus obras a 12 idiomas, entre los que se destacan aparte del inglés, francés, sueco, italiano y portugués, el turco, japonés y serbio.

Badilla fue presentado en la Sala “Aurora Mira” de la embajada chilena, por el Agregado Cultural Alejandro San Francisco quien dio por iniciadas las actividades, que se celebrarán este año en España con motivo del 203º aniversario de la Independencia de Chile.

Por su parte, el escritor chileno Sergio Macías, residente en Madrid, señaló que Badilla “es un buen poeta e incansable viajero, ofreciendo recitales tanto en Chile como en Iberoamérica, en las naciones escandinavas y asiáticas lo que le ha dado una riqueza cultural a su lírica en la que observamos, dice, influencia o huellas de la literatura nórdica, naturalmente por haber vivido dos décadas en Suecia”.

Macías sostiene que (Badilla) “en todo su entramado lírico existen elementos fundamentales que pertenecen a la problemática del ser: el tiempo, la muerte y el absurdo, existencia que Badilla lo trabaja con profundidad metafísica. Hay una concepción interpretativa de la desolación y de la razón de existir. Se trata de interpretar la realidad más allá de la razón que sólo la logra con la emoción, el análisis y la libertad de su verbo, pero también encontramos fatalidad, delirios, descubrimientos fantasmagóricos”.

En su lectura Badilla hizo un compendio extractado de los poemas más relevantes que contiene este nuevo libro donde está presente tanto su origen familiar como su trashumancia de su vida poética. En “Hijo de Sión” se refiere a una visión que hace Badilla en plena madurez de su obra inspirada en la historia bíblica. En “Era de Posguerra”, uno de sus poemas más íntimos, Badilla hace una secuencia alegórica de su propia saga familiar. Poema que en su lectura dio origen a la charla con el público asistente, alcanzando ribetes de gran emoción.

La obra de Badilla también ha sido comentada por el poeta español Antonio Daganzo quien señala “que la concienzuda reflexión estética del sobresaliente escritor chilenos Sergio Badilla (Valparaíso, 1947) viene proponiendo desde los años 80 del ya pasado siglo – y no sólo para la lírica de su país- la original solución del “transrealismo poético”. A propósito de tal formulación, ¿cabrá incidir en la importancia sempiterna de la etimología? Se pregunta Daganzo ya que el prefijo “trans” nos remite al significado doble de lo que está al otro lado de algo, si, pero también del viaje a través de ese algo que se quiere superar. En este sentido el nuevo poemario de Sergio Badilla, titulado “Transtierra”, supone el singular apogeo de una estética bien definida, asegura Daganzo.

Badilla continuará sus actividades con la presentación en el Festival europeo de poesía de Toledo.

OTROS ANTECEDENTES: Comentario del poeta español Antonio Daganzo sobre el poeta chileno Sergio Badilla.

LO REAL MÁS ALLÁ DE SÍ MISMO: TRANSTIERRA, DE SERGIO BADILLA.

Pocas controversias habrán resultado –y resultarán aún- tan fértilmente sugerentes en el universo de la poesía y los poetas como la despertada en torno al concepto de “realidad”. ¿Se defiende o se subvierte la realidad en la lírica? ¿Es factible la articulación cabal del realismo en el moderno discurso poético, caracterizado –más o menos conscientemente, más o menos explícitamente- por la necesidad del hallazgo, de la revelación que enaltece la realidad circundante, visible, sensible? ¿Sigue posibilitando el surrealismo la precisa apertura de la jaula de los sueños cuando cada metáfora, cada imagen, ya no tolera hoy el efectismo gratuito?

Por encima de históricas categorías heredadas, la concienzuda reflexión estética del sobresaliente escritor chileno Sergio Badilla (Valparaíso, 1947) viene proponiendo, desde los años 80 del ya pasado siglo –y no sólo para la lírica de su país- la original solución del “transrealismo poético”. A propósito de tal formulación, ¿cabrá incidir en la importancia sempiterna de la etimología? Porque el prefijo “trans” nos remite al significado doble de lo que está al otro lado de algo, sí, pero también al viaje a través de ese “algo” que se quiere superar. En este sentido, el nuevo poemario de Sergio Badilla, titulado Transtierra, supone el singular apogeo de una estética bien definida –capaz de conjugar “transrealidad”, “transtierra” y “transtiempo”, podría decirse-, a la vez que el aquilatamiento de una frondosidad estilística muy propia.

Conviene aclarar desde el principio que la transrealidad, según Sergio Badilla, no implica licencia alguna, en lo que a los versos propiamente dichos se refiere, para metafísicas febriles o desvelos filosofales. Toda esta poesía parte y se nutre de los más variados elementos de la realidad, como no podía ser de otro modo habida cuenta de la inquietud espacio-temporal de un sujeto poético capaz de adoptar incluso, en significativos incisos, las lenguas de las historias y geografías aludidas. Ancho y rico discurso, pues, del que no ha de extrañarnos su positiva valoración del poema extenso, su gusto por el versículo –con exacerbadas muestras como los poemas XVII, “Hijo de Sión”, o el XIX, “Origen de las especies”-, y su escritura torrencial en ciertas escogidas ocasiones; en puridad, todas aquellas que le permiten al autor engastar en la precisión y minuciosidad expresiva sus mayores logros como ensamblador de visiones y planos.

A la manera de centro solar para los veintinueve poemas que conforman el cosmos todo de Transtierra, se alza el poema XIV, titulado, de forma muy reveladora, “El panegírico del fuego”, donde leemos: “La extrañeza sacude la fragilidad de mis huesos y así / salto al vacío como un ansioso que evita la cercanía / de la muerte.” Y ello a pesar de que la vida, como se dice más adelante, “es torcida como camisa de fuerzas de un orate” o “encorvada como el espinazo de un longevo capitán de barco”. Pero he aquí la estatura ética de la obra: si el “hombre inmaculado” resbala “lentamente hacia el abismo”, tal se afirma en el poema XXIV, “Estalla Sirio en un rincón del ojo”, dicho abismo o vacío no supone la claudicación silenciosa del ser humano ante su condición efímera, ante la constatación de lo estéril de su pasión vital. No importará que la razón siga haciendo “piruetas arrimándose al absurdo”, como se reconoce en el poema XXVIII, “Esa foto en tonos sepia”. El sujeto poético de Transtierra, en representación de todos los seres humanos, continuará tamizando la experiencia –la suya y la de otros- a través de la memoria y su ejercicio, y llevando lo real más allá de sí mismo con el fin de dotarlo de su auténtica significación, lejos de una concepción unívoca de la materia, el espacio y el tiempo.

“La sombra de la muerte navegando en su galera”: así define la “transtierra” el último verso de la obra, en el marco de un poema cuyo título de “Esa tierra cenicienta” nos evoca forzosamente la desolación de aquella Tierra baldía de T. S. Eliot. Pero si una enseñanza yace bajo la Transtierra de Sergio Badilla es que el individuo, desde su profunda e irrevocable soledad pero también desde su panegírico del fuego, saltará siempre al vacío para nunca dejar de descubrir el interminable juego de espejos que le acompaña, el retrato múltiple de sí y de los otros gracias al cual se constata el feroz caleidoscopio de la vida, o lo que es lo mismo, la radical polisemia del hecho y del discurso poético

ANTONIO DAGANZO Poeta, escritor y periodista español.